
El domingo 9 de mayo, del presente año, falleció uno de los más grandes poetas y cronistas que El Salvador ha tenido. Francisco Andrés Escobar, conocido por sus alumnos como Don Paquito, dejó el mundo terrenal a los 67 años. Don Francisco Escobar sufría de cáncer en la vejiga. Y fue por decisión de él, según otros de sus colegas universitarios, quien decidió suspender sus medicamentos.
No sé si tengo el derecho de llamarme "su alumno" porque dadas la situación, no pudo concluir el ciclo de redacción I. Pero quiero compartir con ustedes una pequeña anécdota del primer día de clases con Don Francisco Escobar:
En el mes de marzo es cuando se inicia un año más, en el ámbito académico. Es cuando comienza el ciclo/01. La primera matería que tendría era redacción. La tendría en un edificio o aula llamada: "stall". Yo era nuevo en la carrera. Todo el año pasado lo había pasado recorriendo los salones destinados al departamento de Ingeniería y Arquitectura, que el tal "stall" me resultaba desconocido. No me quedó de otra que ir a preguntar al edifico de información, qué era el "stall".
Salón taller. La señora a cargo de la recepción del decanato de ciencias sociales me explicó que se trataba del salón taller, ubicado en el edificio de comunicaciones de la UCA. Ya estaba retrasado por cinco minutos, no me quedó de otra que correr. Al llegar me enviaron a un salón pequeño.
Buenos días, saludé a los presentes. Los tenga usted, me respondió un hombre de pelo cano. Cargaba unos pesados lentes que estaban siendo sujetados por una cinta que rodeaba su cuello. Recuerdo que vestía una camisa (no recuerdo si color vino o roja) manga corta; y unos tirantas que sostenían sus pantalones. Estaba sentado en un banquito frente a las mesas de trabajo, con la pierna cruzada. Tomé asiento cerca de él, para tener mejor panorama de la clase. Al cabo de unos segundos nos invitó a que siguiéramos con la vista el programa de estudio que nos tenía preparado. Firmó el programa con el nombre: FRANCISCO ANDRÉS ESCOBAR. Su nombre me era familiar, pero en aquel momento no lo reconocí.
Cuando terminó de leer nos explicó las reglas con las que desarrollaríamos la materia. Faltaban diez minutos para que la clase concluyera. Y sus siguientes palabras no las olvidaré: ¿Quién de usted fue al concierto de Metallica? Nos preguntó. Cuando nadie le respondió, él continuó: Yo sí fui. Muchos reímos incrédulos. Metallica es una buena banda, continuó, por qué no creen que me gusta. Si ellos son más que todo para los jóvenes adultos. Chiquillos, he aprendido algo. La vida es demaciado corta, para no disfrutarla. Uno nunca sabe cuándo puede morir. Por eso hay que disfrutarla. Nos puso el ejemplo el caso de Viña del mar 2010. Todos los chilenos que después de aquel festival no se imaginaron que esa misma madrugada los sacudiría un terremoto. Me pregunto si en verdad Don Francisco Escobar, no sabía cuándo le iba a tocar.
Al terminar esa clase fui directamente a mi casa. Busqué en internet el nombre de aquel personaje. Confirmé mis dudas. Francisco Andrés Escobar, Escritor.
Dos días después fui a la librería de la universidad a comprar un ejemplar del libro El país de donde vengo. En una semana lo leí. Tenía intenciones de pedirle una dedicatoria al finalizar el ciclo. Pero por ese motivo me quedé sin aquel recuerdo.
Este martes 18 de mayo, se celebró un homenaje en su honor. El lugar fue el auditorio Ignacio Ellacuría, en donde sus cenizas estuvieron presentes. En el homenaje se interpretaron dos piezas musicales de su película favorita Volver a empezar (Ganadora del Oscar 1982, como mejor película de habla no inglés). También fueron dramatisadas escenas de su obra De la sal y la rosa (Biografía de Claudia Lars), entre otras cosas.
Quedó mostrada su humildad. Su genialidad. Su amor a las letras y la educación. No quedará duda que Francisco Andrés Escobar fue y será siendo uno de los más grandes artistas de El Salvador. Y es momento que hoy, sus alumnos, sus dicípulos, le rindemos el homenaje más grande que se le puede dar a un autor de su magnitud. Recordándolo.
Todo un artista que nació en un pueblo que no se lo merecía. Pero me atrevo a decir que si él leyera estas últimas lineas, me desmentiría. Porque amó tanto a El Salvador que se enorgullese de ser parte de su literatura. Francisco Andrés Escobar (1942 - 2010)
Felipe García

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