miércoles, 7 de julio de 2010

El oscurantismo nacional (La imposición de la lectura de la Biblia)

Fue una época en donde se prohibía disfrutar de la ciencia. Un momento en donde la iglesia se aprovechó de su poder para convertirse en el primer mundo. Fue en la edad media. En tiempos que los idiotas era los inteligentes.
Todos creímos que eso ya había pasado a la historia. Que eran números casi despreciables, en el mundo, los países que aún viven que cierto oscurantismo. Hoy, en pleno siglo XXI, nos encontramos con la sorpresa que aún vivimos en ignorancia. En oscurantismo. Y El Salvador hoy es víctima de ese retraso histórico.
La imposición de la lectura de la Santa Biblia es una vana regresión a la edad media. Es ingenuo el pensar que con la lectura de la Biblia minimizaremos o desapareceremos los índices de violencia en el país. Los milagros no se dan de ese modo.
La violencia en El Salvador es un fenómeno proliferado por los grados de alfabetización, pobreza y de identidad familiar. No se solucionará nada con leer la Biblia, 10 minutos, de lunes a viernes. El crimen es politeísta y en su mayoría, los delincuentes, son practicantes fieles de las doctrinas cristianas.
Es lamentable escuchar frases como: “Esperamos que los que hoy se oponen a la lectura de la Biblia no vayan estar mañana a favor del aborto y las bodas gay". Frase declarada por el diputado del partido ARENA, Marcos Salazar. O, en mi opinión, la peor frase dicha hasta el momento en este tópico de carácter nacional: “Espero que esto se resuelva para bien y los pequeños puedan conocer a Dios. Si los jovencitos leen a un borracho con delírium trémens como Edgar Allan Poe ¿Por qué les niegan la Biblia?” Citando al pastor Carlos Rivas, del Tabernáculo de Avivamiento Internacional. Ambas son argumentos falaces. Son argumentos cuyo único objetivo es, por medio de una simple manipulación del lenguaje, que sus receptores piensen con el corazón en lugar que con el cerebro. Provocan una simple carga de conciencia a todos aquellos que aun no comprenden la gravedad del tema.
Señores, no hay nada de malo en leer la Biblia. Lo que se está criticando es el irrespeto a la libertad de elección al que el salvadoreño, por ser persona, tiene derecho. Además mi crítica va hacia los pensamientos medievales de creer que por medio de una acción tan pasiva, gubernamentalmente hablando, se quieran degradar los niveles de violencia en El Salvador.
El Salvador no es el único país con violencia en el mundo. Es cierto que en los últimos años, esa violencia, ha aumentado sus cifras, pero aún así no somos el único país violento. No podemos quedarnos en casa y esperar milagros. Para las personas comunes, como nosotros, es difícil pensar que podemos erradicar el crimen. Muchas veces nos invade el miedo. Pero tampoco podemos tomar una acción pasiva y creer que escondiéndonos tras la Biblia desaparecerá el problema. No hay que cerrar los ojos, hay que abrirlos.